En Etiopía aprendí a hablar sin palabras y a comunicarme con las expresiones, las sonrisas, las miradas, los roces, las manos....... otra cosa más que debo a las bellas mujeres con las que trabajé durante dos años y a las que no entendía ni me entendían. Desde entonces, he usado esta nueva cualidad para comunicarme sin palabras con las mujeres allí donde voy. Y yo, que por artista soy observadora tengo la capacidad de leer a las personas por su apariencia, su gusto al elegir los colores con los que se viste, su uso o desuso de adornos, el color de su pelo , su forma de caminar........ Las Etíopes luchadoras , sensibles y coquetas, las Turcas modernas y cosmopolitas, las Vietnamitas tímidas y conformistas. ¿Y las Egipcias?, ¿como son las Egipcias?, las noto tan distantes, nada en ellas me ayuda a entenderlas a empatizar, a adivinar sus trabajos o sus alegrías. Cuando las veo venir de frente, no las puedo reconocer como mis semejantes y no puedo por menos que sentirme aislada en un mundo donde no puedo contar con mis "hermanas" para aprender de su cultura pues su cultura es, que yo no pueda aprenderla.Y a veces, no las veo si quiera como seres humanos sino como espíritus sin nombre e identidad que deambulan por las calles.Este sentimiento me desespera